Conectando la motivación y el éxito



Es indudable que existe un profundo vínculo entre la motivación y el éxito. De hecho, aquellas personas u organizaciones con una motivación fuerte, son mucho más propensas a ser exitosas.
Motivación y el éxito
Sin embargo, nuestras motivaciones no siempre son tan evidentes, y por tanto, nuestro comportamiento es a veces confuso, incluso para nosotros mismos. En este sentido, hace algunos años un profesor de Stanford comenzó haciendo un ejercicio para sus alumnos que posteriormente se fue extendiendo a otras universidades. Dicho esquema está diseñado para tener una noción sobre lo que impulsa a cada individuo. Como se puede observar en la imagen, es un sencillo dibujo de un cuadrado dividido en cuatro, el eje Y corresponde a 'Pasión' y el eje X a 'Confianza'.
La persona debe rellenar cada cuadrante con actividades, por ejemplo, en el cuadrante superior derecho debe escribir actividades (puede ser una o varias) para las que tiene elevada pasión y elevada confianza. En el cuadrante superior izquierdo actividades para las que tiene elevada pasión y baja confianza. En el cuadrante inferior izquierdo actividades para las que tiene baja pasión y baja confianza. Y por último, en el cuadrante inferior derecho actividades para las que se tiene baja pasión y elevada confianza.

Veamos los resultados

Una vez que se haya terminado el esquema, estudiemos los resultados. Es evidente que la actividad o actividades escritas en el cuadrante superior derecho son las que pasamos mucho tiempo haciendo. La práctica se traduce en confianza y la confianza refuerza nuestra pasión.
El cuadrante superior izquierdo incluye actividades que decimos que queremos hacer, pero por lo general no realizamos o también pueden ser tareas que recién estamos comenzando su aprendizaje. O sea, tenemos pasión pero nos falta confianza, ya que no hemos pasado tiempo suficiente practicando estas actividades. Por ejemplo, estamos aprendiendo un nuevo idioma o algún instrumento musical, será solo por el aumento gradual de nuestro compromiso con esta tarea que vamos a emplear el tiempo y esfuerzo necesarios para llevarla al cuadrante superior derecho.
Las tareas del cuadrante inferior izquierdo son las actividades que no tenemos ningún interés en realizar. No nos apasionan ni tenemos confianza en ellas. Alternativamente, si se tratan de tareas que tenemos que hacer, existen maneras de replantear la forma en la que pensamos acerca de ellas. Por ejemplo, podemos centraron en los resultados en vez de centrarnos en el proceso, como forma de hacerla un poco más llevadera.
El cuadrante final es el más interesante, aquí están las actividades para las que tenemos gran confianza pero baja pasión. Es decir, incluyen tareas que ya hemos dominado pero que no disfrutamos haciéndola. Un factor a investigar es por qué no estamos motivados. Por alguna razón, nos damos por vencidos una vez que alcanzamos cierto nivel de habilidad, posiblemente por estrés o nos aburre su nivel de repetición.

En este punto, depende de cada uno de nosotros decidir si queremos mover actividades de un cuadrante a otro. Para pasar de la parte izquierda al lado derecho se requiere un aumento de confianza, y la única manera de aumentar la confianza es con la práctica. En cambio, para pasar de la mitad inferior a la mitad superior es necesario un aumento de nuestro dinamismo, esto se logra cambiando la actitud.
Dichas acciones podrían significar hacer una búsqueda de nuestras prioridades, ya sea para entender que cierto objetivo está fuera de nuestro alcance, o que podría ser el camino hacia el éxito. Cada individuo controla sus propias actitudes y acciones, por tanto, cada uno de nosotros es el maestro de sus propias motivaciones.


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